«Mi objetivo es que los alumnos y alumnas puedan hacer lo que se propongan»
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Menchu Garralón es maestra, formadora de profes y coach pedagógico en Polygon Education
Verla en acción es ver pasión, profesionalidad y alegría. Siempre agarrada a su iPad, sonriente, simpática y cercana, se ha recorrido nuestro país de punta a punta para visitar cientos de colegios de Polygon Education y ayudarles con la implantación de diferentes metodologías activas; así como para formarles en la competencia digital. Por eso hemos pensado que no hay mejor momento que este que está viviendo nuestro país por la crisis del COVID19, para sentarnos a charlar con ella y que nos cuente todos los beneficios que la tecnología aporta a docentes, alumnas y alumnos.
P. ¿Qué necesidad crees que tiene el profesorado de formarse en la competencia digital?
R. Yo lo que veo es que tenemos profesores del SXX, con metodologías del SXIX, algunos usan la tecnología, otros no, y con alumnos del SXXI. Con lo cual, hay algo en el puzzle que no me encaja. Pienso que muchos de los profesores que imparten clase ahora, son de la generación puente. Son profesores que han vivido en el mundo analógico, se les ha pedido un salto muy grande al mundo digital y esos cambios vertiginosos de la tecnología no los han asumido, no les ha dado tiempo, entonces para ello necesitan un plan de formación consistente. Creo que cuando superas la barrera de la tecnología, dominando las herramientas con las que vas a trabajar, es muy fácil que cambies tu manera de trabajar con las metodologías activas para que los alumnos y alumnas, que tienen un rol activo en el SXXI dentro del aula, puedan aprender más y mejor.
Entonces, en ese concepto de evolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), al aprendizaje y el conocimiento (TAC), al empoderamiento y la participación (TEM), está la evolución de adaptarse a la sociedad en la que estás, con las personas que viven en ella, y en este caso con las personas a las que formamos que son los alumnos y las alumnas. Entonces qué pasa, que cuando adaptas las TIC y las incluyes en la escuela, lo que pasa es que estás involucrando en el proceso de enseñanza/aprendizaje esa herramienta. Yo por mi experiencia, lo que he comprobado es que se multiplican exponencialmente las oportunidades de aprendizaje de los alumnos. Porque incluyes a todos, puedes establecer diferentes ritmos de aprendizaje y además, puedes dar a cada uno lo que necesitas. Por ejemplo, si tengo un niño con autismo, puedo trabajar con pictogramas, teniendo una APP. De tal manera que, si estamos creando un cuento, él, con sus pictogramas, puede crear las secuencias de los personajes, lo que quiere decir… Entonces, estoy realizando la misma tarea, el objetivo de aprendizaje de los alumnos es el mismo, que aprendan a crear un cuento, pero la forma en la que lo aprenden es distinta.
P. ¿Incrementa la tecnología la inclusión de todos los alumnos y alumnas?
R. Creo que justo todos los ecosistemas, Google, Apple, Microsoft, Linux… trabajan con herramientas colaborativas. Con lo cual, estamos rompiendo los muros del aula, y estamos haciendo que ese aprendizaje pueda ser ubicuo, que se pueda dar en cualquier lugar, contexto, circunstancias, dentro y fuera del aula. Incluso con chavales de otros países si estamos haciendo un proyecto interdisciplinar y queremos trabajar con alumnos de otro país.
Lo que veo es que, simplemente, el hecho de usar tecnología es un elemento motivador y atractivo para los niños. Los niños cada día llegan a clase y no saben qué van a hacer. Porque cuando trabajamos con metodologías activas, tenemos el reto en nuestra mente, vamos a retarles, y les vamos revelando qué es lo que van a ir haciendo para que lleguen a conseguir esa meta. Entonces, ellos no saben qué van a hacer, pero sólo tener el dispositivo en las manos ya les tiene cogidos para la actividad, centrada la atención. Decimos, no es que con la tecnología dejan de prestar atención, no se concentran… Se concentran para lo que quieren. Son capaces de tener 5 pantallas abiertas y reunir la información en una presentación, o en la entrevista que están preparando para grabarla, editar el vídeo, montar la música…
Otra cosa que yo veo fundamental es que los niños documentan todo su proceso de aprendizaje, no sólo los resultados, como antes. De manera que podemos hacer visible, a las familias, a otros compañeros, a través de las redes sociales, cómo se puede usar bien la tecnología y cómo aprenden en toda su profundidad, no sólo al final, cuando aprueban una prueba que les pasamos.
Usan la tecnología como una herramienta más. Al principio es verdad que cuando les das el dispositivo tienen esa ansiedad de querer hacer todo con el dispositivo, pero también es normal porque si cuando llegan a casa, se tiran 5 horas con las pantallas, piensan que tener eso en las manos es un juego. Pero cuando se dan cuenta de que ese juego se convierte en una herramienta de trabajo, y tiene unos límites, un horario, hay unas normas que respetar… Además, al integrarlo con las metodologías activas, cada niño tiene un rol, incluso hay un rol de controlador de dispositivos, que cuando se van a usar es cuando reparte el dispositivo. Cuando se está haciendo una explicación los dispositivos están apagados o con la pantalla bajada para que centren la atención en lo que tienen que hacer. Y simplemente es cuando van a realizar la tarea cuando lo cogen, entonces se ha convertido en ese aprendizaje activo, han pasado de ser receptores de la información a ser los protagonistas y además, no tienen como única fuente de conocimiento al profesor, sino que tienen muchas fuentes de conocimiento, gracias a la tecnología. Solo que hay que enseñarles a seleccionar esa información, que distingan una página web segura de la que no lo es, que distingan una página con rigor científico de un blog, donde ponen las opiniones las personas… etc., etc. Es todo un proceso.
P. ¿Cómo ayuda a la evaluación el uso de la tecnología en el aula?
R. En todas las herramientas que existen para evaluar, quizá nos cuesta crear el cuestionario, y distintos tipos de preguntas, fácticas, debatibles, más de conocimiento… Pero luego, el feedback lo tenemos instantáneo. Yo puedo pegarme 45 minutos creando un Kahoot para repasar una unidad didáctica o un proyecto, pero luego tardo 0 minutos en corregir, que es una de las cosas que a los profesores nos trae de cabeza. En cambio, cuando yo recibo esos datos, que se le llama Mapa de calor, en ese mapa veo cuáles son los fallos más comunes, en qué pregunta, o qué se saben todos, veo los tiempos de respuesta, que a mí me dan mucha información sobre los comportamientos que tienen. Un niño que tiene hiperactividad no suele pensar, suele tocar. Entonces yo ya sé en qué me tengo que centrar para ayudar a ese niño, y sé que luego voy a tener que hablar con él, voy a tener que dedicarle un tiempo. Sé incluso que igual le tengo que preguntar de otra manera. Por ejemplo, hay aplicaciones de evaluación como la que he mencionado antes que llevan música, hay a niños que la música les estresa, los tiempos les estresan… El tener ese abanico tan grande de seleccionar qué herramienta para los alumnos que tengo y el objetivo que quiero conseguir, ayuda un montón. Y también que ya no es una evaluación sumativa, sino que puedo hacer una evaluación diagnóstica cuando llego al aula, con una rutina de pensamiento, la puedo hacer con un kahoot para ver qué conocimientos previos tienen sobre aquello que voy a enseñar hoy, la puedo hacer durante el proceso.
Otra cosa clave de la tecnología es el porfolio digital. Si por ejemplo estoy haciendo un reportaje, y para eso necesito saber crear una noticia, entrevista, artículo de opinión, etc. Tengo documentado todo ese proceso hasta que completo el reportaje. Entonces no evalúo sólo el reportaje, evalúo la noticia, el artículo de opinión, la entrevista… y también el reportaje. Estoy dando mucho peso a los productos finales, pero también al porfolio. Entonces los niños tienen la autoestima más alta, se sienten más valorados porque, además de ver sus propios avances, saben en qué tienen que mejorar y cuáles son sus logros. Y en todo momento tienen el porqué y el para qué de lo que están aprendiendo.
Hay una plantilla de google, Corubrics, un complemento, que te genera un formulario tanto para el profesor como para los alumnos. Entonces, puedes hacer esa autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación. Para mi eso es tiempo que te ahorras, que no está pagado con dinero. Porque al final todos queremos otorgar valor a nuestros alumnos y alumnas, entonces cuando medimos cuantitativamente, no lo hacemos. Pero cuando medimos sus logros desde el inicio al final y en el que ves que ellos se ponen su propia nota y te argumentan porqué, estás desarrollando ese pensamiento crítico y creativo y empoderando a los chavales. Porque al final, qué quieres de un alumno de 6º de Primaria, yo lo que quiero es que pueda hacer lo que se proponga.