¿Educar es tensionar?¿No es acompañar, orientar y motivar?
Nuestro compañero Luis Arizaleta, Editor y Coordinador del Área de Formación, reflexiona sobre el tema de los deberes en esta situación de confinamiento para los y las más pequeños
La disyuntiva tarea / no tarea, tal y como se está planteando estos días, es falsa. Cuando en casa hacemos cosas que nos interesan, nos divierten, entretienen, atrapan la atención, cosas que queremos recordar y compartir… nos encontramos en el territorio de lo relevante, significativo y/o funcional. ¿Por qué la tarea no ha de ser así? ¿Por qué no puede consistir en comprender cómo vuela un mosquito bajo la lluvia, como proponía Noam Chomsky hace un par de días? Porque se entiende como repetición para asegurar la correcta reproducción de la descripción y/o aplicación de lo que otros ya comprendieron.
Y, desde la mirada de no pocos educadores y educadoras, se percibe con la abulia de tener que volver a poner y corregir otra variante más de las mismas pruebas de reproducción. Si, por contra, esa tarea consistiera en dialogar sobre lo nuevo, lo explorado por primera vez, surgiría la emoción de otra vivencia relevante, la de acompañar en el descubrimiento. La falsa disyuntiva se rompe con una mirada diferente a la metodología, el propósito y el contenido de la tarea. Sin ella, las vacaciones -y las semanas siguientes todavía en tiempo de confinamiento- se harán aún más cuesta arriba para los niños/as y sus papis.
Lo que menos me gusta de esta tormenta sobre la evaluación es que se hable con normalidad de «tensión educativa» y de no relajar la exigencia. ¿Educar es tensionar? ¿No es acompañar, no es orientar, no es empatía, no es motivar, no es responsabilidad…?